domingo, 3 de junio de 2012

TRAMPAS DE LA AUTOCONCIENCIA

  Los filósofos nos han repetido a lo largo de los siglos que no nos dejemos engañar por los sentidos. Sin embargo, una de las trampas cognoscitivas más peligrosas reside en el hecho de ser conscientes de lo que pensamos y sentimos. Y digo trampa porque caemos en ella.
  Cuando el neurocientífico nos dice que nuestros pensamientos y nuestras experiencias sensoriales son únicamente conexiones de redes neuronales tendemos a responder que no puede ser sólo eso. Exigimos que se reconozca que hay algo más, precisamente esa cualidad que experimentamos como rojo o esa idea de círculo o ese temor... Entonces el neurocientífico vuelve a decirnos que lo que experimentamos como rojo es en realidad una red de neuronas activada, lo mismo que mi idea de círculo y mi temor a la muerte.
  Nos resistimos a aceptar estas explicaciones porque pensamos que habitamos un lugar privilegiado. Pero ser conscientes de lo que hacemos no añade nada a la realidad. Aunque creemos que sí. Somos redes neuronales que por el hecho de saberlo pueden llegar a creer que son algo más. Quizás algún día seamos capaces de salir de esta trampa, como cuando miramos al Sol y sabemos que somos nosotros los que giramos. Quizás algún día seamos capaces de pensar sabiendo que somos sólo redes de neuronas conectadas...